domingo, 30 de agosto de 2020

Indiana Jones y la última cruzada

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Indiana Jones y la última cruzada” es una de las mejores aventuras fílmicas de toda la historia del cine. Si atendemos a un patrón clásico -un patrón que sintetiza las bases de lo que debe ser el arte de narrar en imágenes- es una de las películas más perfectas que jamás se han hecho. Es modelo y CANON, a la altura de las grandes aventuras filmadas por John Houston o John Ford. Podemos añadirle también algo del espíritu de Howard Hawks. Spielberg - tomando prestado un poco de cada uno - hace su síntesis personal, adecuada a sus tiempos.



Las primeras imágenes son ya toda una evocación al clasicismo de John Ford; el icono de la Paramount da paso a un paisaje mítico, la aridez escarpada de las montañas del estado de Utah y el valle del Colorado, los vientos que arrastran la arena, y a lo lejos una comitiva de jinetes que cabalgan en hilera. Parece que volvemos a la época dorada del Western. El ritmo acompasado en la sucesión de planos largos y generales, en armonía con las primeras notas de John Williams, transmiten la sensación de un espíritu y una forma de hacer cine que, lamentablemente, hoy parece extinto. Luego descubrimos que los jinetes son un grupo de boy-scouts e Indiana (nuestro Indiana adolescente) está entre ellos. En una de las grutas, Indiana descubre a un grupo de saqueadores, cuyo jefe lleva el atuendo del futuro héroe. Sugerente evocación de una génesis; el robo de la cruz de Coronado y la consecuente persecución hasta el tren, y la resolución de ésta, define, desde el prisma del saqueador anónimo que luego “bautiza” a nuestro héroe al colocarle el sombrero, el destino de aventurero audaz y amoral: esa sonrisa de orgullo y satisfacción cuando ve al muchacho huir con el preciado objeto. Parece que ve en él un reflejo de sí mismo. El comienzo del futuro héroe...


Cuando el joven Indiana llega a su hogar buscando el apoyo de su padre, éste hace un gesto de rechazo y así queda establecido un conflicto latente a causa de un padre demasiado ensimismado en sus pasiones arqueológicas e indiferente de los asuntos familiares, y por motivo de esto vendrán futuros reproches...

Una vez el sombrero cae sobre el rostro de River Phoenix, como en una maravillosa fusión del pasado en el presente, el adolescente que emerge es ya el adulto, enfrentado a su antiguo adversario, en un primer plano que culmina la génesis del héroe en un continuo temporal no desprovisto de hermosos significados. Con tanta palabrería solo intentamos decir esto: que esos primeros diez minutos de metraje son una lección magistral de cine, ejemplo de síntesis, y de un gusto exquisito por narrar. Y, de paso, demuestra un gran respeto por el personaje creado, el cual ya en 1989 formaba parte de la cultura popular.

Las secuencias siguientes plantean un retorno al esquema de “En busca del arca perdida”. Otra vez Indiana como profesor de universidad, vuelve Marcus Brody, la mitología cristiana vuelve a ser la excusa para iniciar la aventura. Venecia, una biblioteca con sus pasadizos secretos, persecuciones en lancha, conspiradores fundamentalistas, y le presencia omitida del padre de Indiana como principal impulsor de la búsqueda del grial, hasta que por fin aparece en un castillo Austríaco. A partir de ese momento, la película se convierte en una travesía de acción acentuada a golpes de parodia y sarcasmo. La relación entre el Jones padre y el Jones hijo esta trazada con un sentido del humor que abarca tanto la fría y distante comunicación entre ambos como un disimulado sentimiento de mutua admiración y respeto, así como el reproche y la oposición de ideas: el materialismo y la duda de Indiana frente a la espiritualidad y la Fe de Henry. Y entre una cosa y otra, la relación presenta una ambigüedad elocuente. En suma, la química lograda entre Henry e Indiana Jones supone una de las mejores orquestaciones, en torno a la caracterización y conexión entre dos personajes, que se hayan visto en los últimos treinta años, digna de antología.

Y a cuento de esto, hay una frase clave puesta en boca de Walter Donovan (Julian Glover): encuentre a su padre y encontrará el grial . El grial como elemento literal de una búsqueda espiritual y un camino hacia la Fe. Entre padre e hijo, según hemos apuntado con anterioridad, hay un conflicto cuyo origen se remonta a la infancia. El mote “Junior” utilizado por Henry para nombrar a su hijo, tiene una connotación despreciativa, como un efecto de ese conflicto en el que el padre no termina de valorar a su hijo en su justa medida. Luego, en las escenas finales, cuando Indiana está apunto de caer en el abismo por querer llevarse el grial más allá del sello que limita la vida eterna, en un momento de comprensión, el profesor Henry Jones pronuncia con emotividad la palabra “Indiana”, lo cual viene a curar todas las heridas del pasado (sanación, por otra parte, bellamente simbolizada en la secuencia donde Indiana cura la herida de su padre vertiendo el cáliz de Cristo sobre ella) a la vez que redime al héroe de sus pecados de codicia.

Se suceden varias escenas de acción destacadas: persecución en motocicleta, montados en un avión, a través del desierto y hasta la playa, en la cual vemos una proeza de Sean Cornery, espantando a una bandada de aves con un paraguas, haciendo su propio ejército y evocando, sombrilla en mano, las palabras de Carlomagno, mientras el rostro de Indiana dibuja un gesto de aprecio admirativo, pero siempre de espaldas a su padre, lo cual es una constante (el amor contenido o disimulado, una cierta incomunicación emocional) en la relación entre ambos, salvo en momentos extremos.


El excelente montaje permite un relato colectivo en el que los personajes secundarios encuentran su papel constituyente del ritmo y la garra narrativa; Donovan, Elsa Snaider, un militar Alemán con muy mala leche y ojos de un azul penetrante. Como anécdota, vemos a Indiana cara a cara con el mismísimo Adolf Hitler, entregándole un librito de los secretos que pasará desapercibido. El gesto de Indiana para con Elsa Snaider, en la ceremonia de quema de libros en Berlín , cogiéndole el cuello con furia, y la respuesta de ella, el odio contenido entre ambos, quizá lo que late también es un mutuo respeto, a pesar de las circunstancias y de la falta de escrúpulos por parte de unos y otros, una red de relaciones forjada mediante una excelente construcción de diálogos punzantes, en los que prima el sarcasmo y la ironía. 


Ni que decir tiene que las principales escenas de acción son todo un ejemplo de maestría en la visualización de cada momento y problema, el manejo de los ritmos, los perfiles, en una impecable estructura que termina cohesionando el conjunto de manera soberbia en la batalla en el desierto, entre tanques, caballos, camellos y guerrilleros fundamentalistas, allí donde todas las partes en juego se dan cita en la resolución. Puro espectáculo y estructura narrativa que deviene en un sabor clásico atemporal.

La excelente química aportada por Harrison Ford y Sean Cornery alcanza un punto de éxtasis en los últimos pasos hasta la iluminación. Donovan dispara a Henry, y es entonces cuando a Indiana no le queda otra opción que la de ir en busca del cáliz sagrado que puede salvar a su padre. Las escenas en las que Indiana va superando las tres pruebas finales adquieren un intenso significado dramático mediante el adecuado uso del montaje, alternando el miedo por la carencia de fe en Indiana con el gesto agonizante de un Henry Jones que apremia a su hijo hacia un estado de Fe que le permita alcanzar el grial. Al fin, tras el último salto de Fe, vuelve la magia, y padre e hijo reconocen el mutuo hallazgo. Los cuatro aventureros cabalgan hacia el horizonte mientras el disco solar invoca el crepúsculo de los dioses, vemos las siluetas de cuatro jinetes que se alejan en uno de los mejores fotogramas, evocativo y significativo de un adiós, el adiós de un cine de aventuras hecho con amor y artesanía.

En resumen, un soberbio ejercicio de aventura entendida como metáfora de búsqueda espiritual, un espectáculo de apabullantes ritmos visuales, humor, algo de romanticismo wagneriano, excelente caracterización de personajes y antológica descripción del héroe, nostálgica, sensible, a la vez que paródica y desenfadada. Y sí, en realidad, y a pesar de que El arca perdida se ha llevado toda la fama, ésta es la mejor de todas, aún no lo suficientemente valorada en toda su complejidad"

Redacción original en el año 2007. La película, en definitiva, responde a un "por qué" acerca del personaje, el hombre del sombrero que se pasaba la vida persiguiendo reliquias, huyendo de la vida conyugal y partiéndose la cara contra quien fuere. Todo era consecuencia de una ausencia del padre, haciendo que la aventura sea siempre una huida de los propios miedos e inseguridades. Ausencia de un hogar y de una Fe verdadera. El momento, se diría contemplándolo desde cierto prisma, en que Spielberg empezaba a abandonar su idealismo absoluto y empezaba a ser más conservador y mundano. 


domingo, 16 de agosto de 2020

El Péndulo de la Muerte ( The Pit and the Pendulum )

 El pendulo de la muerte (1961) - the pit and th - Vendido en Venta ...

El imperio del Sol

 El Imperio del Sol


"El Imperio del Sol es el imperio de Jim Graham, o sea, el de su corazón. No importa que el mundo esté en guerra, el Sol de Jim es el mayor de los imperios, una fuerza superior a todo. En el simbolismo y la mitología cinematográfica de Spielberg ( heredada en parte de George Lucas, por cierto ) el sol dorado es una manifestación de la esperanza y de la inocencia. El bien triunfa siempre, aunque el mundo se haya convertido en un infierno, porque el triunfo depende de una condición interna del alma y del corazón. Tal y como aparece en la película, pues, la inocencia no es una forma de ignorancia o está hermanada con ésta de algún modo, sino que implica una confianza en la bondad latente del mundo a pesar de sus horrores ( confianza en un Dios bondadoso, en el fondo ) y, en consecuencia, hacer siempre el bien, estar para todos, ser bueno, no exige o necesita reciprocidad o correspondencia, sino la disposición de darle al otro siempre la oportunidad de ser bueno y de creer igualmente en un mundo benéfico. Así que no, el protagonista de la película no es un niño, y tampoco es una película que habla sobre la infancia, aunque utiliza estos elementos para hablar de una condición muy elevada que nos interesa a todos en cualquier etapa de nuestras vidas. Y hay más; madurar aquí no es endurecerse en el alma o adquirir una mirada más realista acerca de la sociedad. Madurar es saber sobrevivir, adquirir habilidades y la capacidad de crecer fuera de la zona de confort que cada uno tiene, pero manteniendo el corazón puro e inalterable. También, por otro lado, es una película susceptible de ser secuestrada por el imperio de las ideologías políticamente correctas, y por eso se ha escrito sobre ella, erróneamente, que es antirracista, antibélica, fomentadora de la sociedad multicultural, etc. Y no. El alma de Jim Graham vibra con el estallido de las bombas y se emociona cuando un aparato volador arroja el fuego purificador sobre el campamento, y sabe amar igualmente a japoneses como a norteamericanos pero sobre el fundamento de la diferencia existente entre razas y naciones. La bondad no está en los conceptos ideológicos ni en los hechos concretos, sino en la forma en que son vividos."        

viernes, 7 de agosto de 2020

El Color Púrpura

 PURPURA : marzo 2016


"Como parte del ciclo dedicado al cine de Spielberg llegamos al año 1985 y a "El Color Púrpura". Celie es semejante a "E.T", otra encarnación de la soledad y el desamparo más absolutos. La película muestra cómo el bien puede finalmente triunfar en un entorno sociocultural dominado por el pecado y la desestructuración de la familia, perfecto ejemplo de cómo la presencia de la Biblia y de la comunidad religiosa no garantiza la calidad espiritual de una sociedad. En esta película es el paso del tiempo, revelando las consecuencias del pecado, quien motiva el crecimiento moral del individuo. En primer plano de la última secuencia, Celie y su hermana se reencuentran tras décadas de exilio, pero nuestro momento favorito es el "zoom" que muestra al Mr. ( Danny Glover ) alejado de la acción principal, en solitario, acompañado por su caballo, quien contempla dicho reencuentro. Se ha producido un cambio en su corazón y, finalmente, es feliz viendo la felicidad de los demás, lo cual lo convierte en el personaje más importante de esta película. La interpretación de Glover consigue reflejar la paz de alguien que vivió para hacer daño a los demás y ahora se arrepiente para gozo y sanación. Porque de eso se trata, no de adquirir conocimientos bíblicos o hacer profesión de una fe nominal, sino de un cambio en el corazón."



Blade Runner

 Blade runner (1982) - ridley scott harrison for - Vendido en Venta ...


"La oscuridad y las lluvias de noviembre, la distopía y el simbolismo. Para ver especialmente en el onceavo mes de cada año, como si fuera un itinerario visual y sonoro que nos va describiendo la muerte del Alma y el imperio absoluto de la "tecno-corporocracia" y del vacío existencial. Todos somos Deckard porque todos necesitamos aprender que estar vivo y VIVIR son dos cosas muy distintas, lo cual la convierte en material de estudio adecuado para entender el fondo filosófico y espiritual del nazismo ( Nexus 6)"     

sábado, 1 de agosto de 2020

Los cazafantasmas

los cazafantasmas (1984) - ghostbusters 1ª edic - Comprar ...


"-¡Nadie pisotea una Iglesia en esta ciudad!"

"- Encantado de haberle conocido, doctor Venkman"



Ivan Reitman, Bill Murray y Harold Ramis ya habían dado muestras de su particular forma de entender el humor y la interpretación, desde "Meatballs" y pasando por "Stripes" (El pelotón chiflado, 1981). Finalmente en 1984 llegó la revolución con "Ghostbusters", la película ochentera por excelencia, con permiso de "Back to the future". Es una mirada paródica al mundo de los parapsicólogos y de la parapsicología, pero tuvo también el poder de suscitar interés o vocaciones relacionadas con el mundo de lo oculto o lo invisible, la mitología, la Biblia o temas de ciencia ficción en general. Mas allá de todo ello se puede decir que hay también una filosofía, la de la historia de un grupito de farsantes y embaucadores que logran su minuto de gloria y reconocimiento al librar al mundo del apocalipsis de Gozer. Aquí, en consecuencia, los "buenos" son los malos, son los insuficientes y chalados como el inolvidable doctor Peter Venkman quienes consiguen formar sociedad y alcanzar el éxito de vivir en camaradería persiguiendo objetivos muy excéntricos y pasados de rosca. Un sueño cinematográfico, incoherente y por momentos estúpido, pero que sin embargo toma forma y vigor para ser eso: un espejo de algo que siempre quisimos realizar o que siempre se está realizando en distintas etapas, a medio camino entre lo socialmente lícito y lo absolutamente ridículo o denostado por los paradigmas dominantes. 

Perseguido (The Running Man)