jueves, 24 de diciembre de 2020

Gremlins y Gremlins 2

 


                                       Adiós, Billy

Se comenta a veces, al escuchar a sesudos analistas y críticos de cine, que incluso ahora, más de cuarenta años después, todavía estamos tratando de entender a una película como Gremlins, una genialidad creada por Joe Dante, Chris Columbus y Steven Spielberg. Es muy admirable su perfecta conjunción entre ternura y mala leche, y pocas películas ofrecen una ambientación navideña tan bonita, aprovechando muy bien todo el paisaje de Kingston Falls. Pero tal vez lo más importante es que no deja de ser un cuento de navidad ( de terror, pero de navidad ) con moraleja incluida, o más de una, y para darse cuenta de ello hay que fijarse bien en el personaje central, Billy, y en el contexto social donde vive. Frente a la avaricia y la vanidad de la señora Deagle ( otra versión del Scrooge de Dickens ) frente a esa misma ambición profesional y económica de sus colegas de trabajo, frente a la oleada de cambios que empiezan a socavar el encanto y las costumbres tradicionales de un bello pueblo montañés en el cual, por la presión de la burguesía oligárquica del pueblo, van a cerrar un mítico local donde, ojo, se conocieron y confesaron su amor los padres de Billy, y muchos otros matrimonios del pueblo (durante generaciones, seguramente), frente a todo eso Billy es un chico que solo aspira a un modesto puesto de trabajo con el que subsistir y ayudar, mantener y ordenar a su familia y, por ende, contribuir a la permanencia de un cierto sentido de la comunidad y la identidad local contrapuesto a los excesos del liberalismo social y económico. La afinidad de Billy con la ternura de Gizmo, con alguien tan patriótico como el señor Futterman, y con la sensibilidad y sencillez de Kate dicen tanto de él como su oposición a Mrs Deagle o a Stripe. En definitiva, una moraleja sobre el valor de la familia en su sentido más cerrado, mínimo y tradicional, y también un cierto tono satírico contra los excesos tecnológicos ( los absurdos inventos del padre de Billy ) contra la televisión y contra el olvido de esos valores antiguos, ecológicos en el mejor sentido, y espirituales. Que la andadura de ese mensaje empiece en el interior de una mágica tienda de antigüedades la convierte en una película perfecta e idónea para la Navidad. 





Perseguido (The Running Man)