martes, 8 de septiembre de 2020

Teen Wolf

 DE PELO EN PECHO (TEENWOLF) - VHS de segunda mano por 25 € en Motril en  WALLAPOP


Evidentemente, la anormalidad es un poder, del mismo modo que la mediocridad nos salvaría de la esclavitud de la arrogancia y del afán por obtener reconocimiento social. Es por eso que el hombre sabio, si tuviere alguna característica o don especial, debería pasar por este mundo con la máxima discreción posible si quiere evitar ser manipulado o caer en la tentación de manipular a los demás. Puede crear, como compensación, algún teatro para locos donde poder dar rienda suelta al monstruo junto a los de su especie. Esta película era y sigue siendo una metáfora acerca de todo ello, donde ser uno mismo no es la solución verdadera si tenemos en cuenta que el ser anormal es un claro indicativo de estar en el buen camino. 

No puedes comprar mi amor

 No puedes comprar mi amor (1987) - patrick demp - Vendido en Venta Directa  - 41966532

viernes, 4 de septiembre de 2020

Hook (El final de los ochenta)

 EL DESCUBRIMIENTO DE LAS PELICULAS AJENAS A DISNEY: Hook, El Capitan Garfio/ Hook, El Regreso del Capitán Garfio (Hook)


"En esta película la inocencia está contenida - y queda así simbolizada - en un dedal (al igual que en la obra original de J. Barrie). En el interior del árbol que fue construido para Wendy, Banning coloca el dedal sobre su dedo. Wendy. Un dedal es un beso. La inocencia. ¡Lo recuerdo!. Y una vez más la música de Williams nos sumerge en la nostalgia (Wendy se sentaba en esa mecedora mientras remendaba calcetines y nos contaba cuentos) y, aunque sólo sea por unos escasos segundos, la infancia de Banning se convierte en la infancia de todos nosotros. Banning revive el pasado para comprender su presente. Peter Pan quiso crecer porque conoció a la nieta de Wendy, y se enamoró de ella, y quiso darle un beso, pero un beso de verdad... Cuando los labios de Peter encuentran los de Moyra, el dedo de Peter pierde su dedal, y queda rodando en el suelo, como la inocencia perdida. Peter quiso crecer y ser padre, y ése es el pensamiento alegre que le hará volar y ser libre. Contrariamente a la manipulación establecida por Garfio, y hasta ese momento reforzada en la actitud de Banning, la paternidad - asumida de forma consciente y responsable - puede ser un motivo de libertad. ¡He encontrado mi pensamiento alegre!. Banning, aun con el disfraz de pirata, contradice a Garfio, y entonces se dibuja en su rostro la sonrisa del niño feliz e insolente (mirando directamente a la cámara) y empieza a elevarse, y vuela hacia el renacer de la juventud y la aventura, el gesto y la silueta inconfundible de Peter Pan aparece surgiendo desde las ramas del árbol (con su traje recién hecho de jugos de hojas de árbol, símbolo de libertad e inocencia, desprendiéndose del disfraz de pirata que simbolizaba la corrupción del hombre adulto que odia a sus hijos ) el mar azul de fondo, y vemos a Peter elevándose hacia el Sol.(26-12-2007, acerca de una de las claves psicológicas a tener en cuenta: actualizar el pasado o la convergencia del pasado con el presente)


Si el videoclub de los ochenta significó - en buena medida - la preponderancia de un cine destinado a alimentar los sueños y aspiraciones de niños y adolescentes, "Hook" supuso un apéndice a ello, y una despedida final, puesto que esa edición en VHS - aparecida durante el otoño de 1992 - fue la última película alquilada en un videoclub bajo la mentalidad y los auspicios de aquellos niños de la cultura de los ochenta que, además, ya empezaban a entrar en la pubertad. Y aquí radica precisamente el gran detalle de la filmografía de Spielberg, un cineasta que supo acompañarnos a la par que empezábamos a crecer junto con sus películas. En el momento de su estreno la gran mayoría del público y de la crítica se encargó de señalar lo mala y cursi que era, pero el mensaje de su hacedor era muy claro: "El sueño ha terminado, niños. Ya es hora de empezar a crecer. Buscaros un hogar y una familia, y dadlo absolutamente todo por vuestra familia, y no perdáis vuestro tiempo en vanas ilusiones. No podéis ser unos niños perdidos por toda la eternidad". (He aquí el Spielberg "conservador", el que traicionó el espíritu de Roy Neary- Richard Dreyfuss en "Encuentros en la tercera fase", alguien dispuesto a enloquecer y abandonar a su esposa e hijos para ascender a los cielos y alcanzar la Verdad). Y nos lo dijo con esta historia sobre el otoño de un mito llamado Peter Pan. El otoño de los ochenta y el paso hacia una década, la de los noventa, mucho más triste y confusa. Pero además llevaba incluido un consejo cargado de ilusión y esperanza: "creced, pero no os convirtáis en Peter Banning, en ese adulto gordo, materialista y amargado. Creced para que la vida siga siendo una fantástica aventura. La aventura de tener hijos, esposa, un trabajo, una conciencia tranquila y responsable. Creced, por ende, llevando al país de nunca jamás siempre en el corazón". Pero si "Hook" es una película que merece el escarnio es precisamente por esa falta de coherencia interna debido a esa lucha entre "quiero crecer pero a la vez quiero seguir siendo niño", aunque incluso pueda terminar siendo una virtud. Años más tarde, con motivo del estreno de "Inteligencia Artificial", muchos analistas volvieron a la misma conclusión: Spielberg seguía infantilizado, como seguramente los adultos que crecieron con su cine son adultos infantilizados. Más allá de ese tipo de observaciones, cabe decir que "Hook" no habla sobre recuperar la inocencia del niño perdido, sino de conservar ese estado paradisiaco en el corazón ( del cual, sin duda, el País de Nunca Jamás es una imagen muy kitsch) la conexión con lo trascendente y, en definitiva, la libertad y los vuelos del alma. En todo caso, es verdad que el cine de Spielberg cambió bastante a partir de "Hook". Un cineasta, hasta entonces de valores clásicos, que en "Jurassic Park" empezó a codearse con las proclamas feministas, la divulgación del evolucionismo y demás conceptos de lo políticamente correcto. Un cineasta vapuleado y despreciado por la crítica y la academia durante una década y que, al año siguiente, conseguiría por fin ser oscarizado gracias a "La lista de Schindler", su traición definitiva a pesar de la inconmensurable calidad cinematográfica y de la belleza de su mensaje, cediendo ante los intereses y las presiones del lobby judío y sionista en Estados Unidos, viniendo a ser otro ejemplo de quien vende su alma al diablo para obtener gloria y reconocimiento mundanales, aparentemente mucho más semejante a ese Peter Banning de quien reniega que al niño-adulto que siempre sabrá volar. Y no obstante, me remito a algo ya escrito: para recordar o volver a la infancia no hace falta creer en Peter Pan. Basta con creer en Steven Spielberg.    



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Cabaret