"Imagination, could make a man of you..."
Un disparate con moraleja, una historia inverosimil y a ratos bastante absurda, y sin embargo constituye una de las mejores síntesis con las que poder ejemplificar el encanto del cine de videoclub de los ochenta, ese encanto que te lleva a la fascinación por lo nostálgico, la vuelta al origen, el intento de definir un modo de entender la diversión. Imaginar, creerse historias inenarrables o crearlas para uno mismo o para quien quisiere escucharlas. Y siempre inspirándose en el universo de lo irracional o daimónico. Por otro lado, los dos personajes principales encarnan dos actitudes opuestas: Warren es el materialismo, la inmoralidad y la lujuria. Fred es la imaginación, quien, por afinidad y empatía, establece la relación con los seres del mundo insivible. Te quedas con la chica o, como buen ochenter, te quedas con esa otra chica, de nombre Imaginación, y con esos fantasmas que pueblan tu universo de historias, imágenes y letras ( por eso el título de la versión en español, aunque no corresponde al original, es el que mejor refleja el mensaje de la película). Qué tiempos aquellos...
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